viernes, 26 de octubre de 2012

La verde Asturias. Capítulo segundo


Capítulo segundo

El coche se puso en marcha, sumido en la más profunda oscuridad del habitáculo, me cerebro daba vueltas y más vueltas, completamente desnudo, esposado con las manos en la espalda, una gruesa anilla en los testículos con un enganche para cadena, la cual también llevaba, un collar de perro, si nos parara la policía... Que vergüenza, eso pensaba, pero era lo que menos me importaba, me preocupaba más lo que pasaría después, al sacarme de esa guisa del maletero...

El parar del coche y unas voces femeninas me despertaron de mis pensamientos, por los movimientos del coche y la gran efusión con que fueron recibidas por Ella me dio la sensación de que se subieron al coche, cuantas eras, no lo sé, solo sé que mis pensamientos cada vez eran más fuertes y difusos, contradicción de una mente que no llega a coordinar los datos que está recibiendo. Con ella ya tenía asumido casi todo lo que de ella proviniera, pero …. Más gente por en medio, además mujeres.... Más contradicción para mi, por un lado uno de mis grandes sueños era el ser violado por muchas mujeres a la vez, sueño que con solo pensarlo ya era capaz de correrme de placer y por otra vez, estar en un terreno desconocido, con una mujer casi desconocida y que me entregué totalmente como si estuviera hipnotizado, ahora en el maletero de un coche, yendo a no se donde, solo la palabra “Excursión” me retumba en la cabeza, ahora más mujeres se unen a la fiesta... Un sueño que podría hacerse realidad, en algún lugar, varias mujeres me tienen atado, indefenso, a su merced, sin escapatoria...

Por un lado muerto de miedo, intriga, el corazón latiendo a todo gas, no ha empezado el día y casi estoy agotado, vueltas y vueltas a mi cabeza estoy dando y para colmo no se que habré desayunado, sigo con el pene erecto y llevo varias horas así, es como si me hubiese tomado una sobredosis de Viagra o algo parecido y lo único que recuerdo es que era como una especie de papilla con madalenas y orina, por lo menos por el color y sabor... ¿O había algo más ahí dentro?

El coche se detuvo, escuché bajar a las viajeras, le escuche a Ella decir “Ahora veréis que maravilla de perro tengo, nos divertiremos de lo lindo”. ¿Perro? Una de ella preguntó, sí, uno de dos patas para entretenernos, ya verás.

El maletero se abre, la luz casi me ciega, no veo nada que sea descifrable, solo unas sombras con voces femeninas, antes de que me diera cuenta me habían tapado los ojos otra vez.

Sal del maletero perro, me ayudaron a sacar los pies y antes de bajarme ya tiraron otra vez de la cadena de mis testículos, un dolor insoportable recorrió todo mi cuerpo, otro tirón del collar me tiró al suelo, todo mojado, me dio la sensación de que justo debajo del maletero había todo un charco, pues quedé todo calado de agua, incluso alguna entró en mi boca, alguien, alguna de ella se subió encima mía, creo que debería ser para coger algo del maletero, pero disfrutaba de giras todo su cuerpo con la bota de campo que llevaba, eran rugosas y con el tacto de goma dura, cada vez que intentaba girar parecía que me arrancaba la carne retorciéndola.

Empecé a tener algo de frío, el agua y la temperatura no eran nada agradables para ir desnudo por el campo, me pusieron algo por encima, algo de plástico, a modo de chubasquero, pensé que era para que no me mojara y abrigarme, luego me colocaron una mochila, para ello me desatarón las manos, cosa que agradecí, pero pasaron la mochila y luego me las ataron al collar y cuando pensaba que nos íbamos a ir, recogieron el plástico queme habían colocado y lo colocarón por encima de la mochila, cosa que deducí por el comentario de una de ellas “Así no se mojará la mochila”.

No sé lo que había en la mochila, solo sé que era muy pesada, tanto que me costaba andar, cosa que poco les importaba, pues a cada momento me azotaban para que andara más deprisa...
Desnudo, descalzo, cargado de algo que no se que es, a ciegas sólo sé que estoy atado a una cadena que tira de mis testículos y alguien que desde atrás me viene azotando en cada momento que intento a minorar la marcha, dolor doble, por un lado los tirones de mis testículos que a veces me cortan la respiración y por otro los agudos golpes de alguna vara de algo sobre mi carne, si a esto le sumamos alguna que otra piedra que se clava en mis desnudos pies, el viaje se hacía cada vez más insoportable, si bien la emoción que mi mente nublaba dejaba todas esas nimieces apartadas, estaba en medio de la nada para mi, sin saber ni cuantas mujeres eran las que venían, ni si era un sitio público, privado, si era visto por mucha gente o solo por esas mujeres que acompañaban a Ella en esta aventura, seguía lloviendo, la tierra cada vez más mojada, a veces los pies se enterraban en ella, pero si paraba me llenaban de azotes, daba igual el lugar, pantorrillas, muslos, culo, lo que quedaba de espalda, vientre, sexo, en todas partes recibía, solo se libraba el espacio que la mochila ocupaba.

Al cabo de un buen rato de viaje nos paramos, una patada detrás de las rodillas me hizo obedecer la orden que le seguía, “De rodillas perro” que me dijo Ella y de rodillas me quedé, alguien me agarró la nariz, me la cerró y sólo otra orden “Bebe”, enseguida un líquido caliente recorría mi boca hacia mi garganta, un sabor amargo y con olor algo amoniacal, pero con la sed que tenía era una bebida angelical, bebí todo lo que pude, con cuidado de que nada cayera, pero no fue solo una, sino todas, o eso pensaba yo,pues cuando cinco había contado, otra se puso a orinar dentro de mi boca también, ya casi no podía tragar tanto líquido, enseguida me Ella me ordenó que me levantara, cosa que hice a pesar de ella pesada mochila, alguien se dedico a jugar con mi pene, cosa que agradecí, pero poco duró el gusto, tiraron del prepucio hacia afuera y noté como algo lo ataba fuertemente por lo que imaginé que ya no podría mear hasta que me lo soltaran, solo de pensarlo los pelos de punta se me estaban poniendo.

Escuché una vos que me decía ”Sólo mearás cuando nosotras queramos, perro de mierda” todavía no hemos empezado, “Camina, basura humana” fue lo siguiente que escuché”, cosa que hice, si bien no por las palabras sino por el tirón de los testículos que casi se me arrancan, no se veían, pero las lágrimas de mis ojos salían del dolor, estuvimos otro buen rato caminando y , como ya era normal, azotándome a cada momento en cualquier lado asequible.

No té que mis pies pisaban un sitio seco, no llovía y estaba un poco más cálido que antes, imaginé que estaríamos, por el olor a estiércol, en alguna granja, pero seguía sin ver nada, de repente un empujón casi me tira al suelo, solo que alguien me sujetó del otro lado, la misma operación una y otra vez, risas, carcajadas, más risas, más carcajadas de ellas se escuchaba, estaban jugando con su muñeco, muñeco al que ni siquiera la mochila le habían quitado, hasta que una fuerte patada en el estómago me tiró al suelo, me retiraron la mochila, no sin antes soltarme las manos, manos que me ataron de nuevo, pero esta vea a algo que me las mantenía separadas, lo mismo hicieron con las piernas. Me dejaron un rato así en el suelo, cosa que agradecí, pues ya estaba empezando a estar totalmente agotado, tanto caminar, emoción, novedades, dejarme llevar de los huevos atado, nunca mejor dicho, vejado, humillado, utilizado, azotado, etc. Demasiadas emociones juntas, pero el juego seguía, por lo que se descanso me venía de maravilla, si bien ni idea tenía de lo que continuaría....

No hay comentarios:

Publicar un comentario