viernes, 26 de octubre de 2012

La verde Asturias. Cápítulo primero




Capítulo primero

Un día lluvioso, como casi todos en esta verde tierra, llegaba a un pequeño hotelito rural para pasar casi de un mes de merecido descanso, luego de batallar con mucha gente en mi oficio, Soy jefe de Cocina en un gran hotel, constante tensión entre empleados, proveedores, dirección etc. No hay lugar para el aburrimiento, la tensión siempre por las nubes, siempre algún imprevisto tiene que haber.

En el hotel, un viejo caserío reformado, me reciben muy amablemente, casi como si fuera de la familia, me enseñan la habitación, pequeñita, pero acogedora, cama de matrimonio, una mesita, un par de sillas, un baño y al abrir la ventana me encuentro con unas hermosas vistas, mejor dicho, maravillosas, todo monte y todo verde, a lo lejos el sol intentaba sacar algún rayo de luz de entre las nubes, pero sin conseguirlo, la lluvia ya había amainado un poco.

El cansancio del viaje estaba haciendo mella conmigo, así que decidí darme un baño y echarme un rato sobre la cama...

Alguien me está atando a la cama, estoy adormilado y no me da tiempo a reaccionar, intento moverme, pero ya es tarde. Estaba atado y desnudo, varias mujeres a las que no veía la cara me estaban observando, quise decir algo, pero algo tenía en la boca que no me dejo articular palabra, intenté desatarme, no podía....

Abrí los ojos, todo estaba oscuro, enciendo la luz, estaba en la cama, tal como me había acostado, todo había sido un sueño, los calzoncillos húmedos, había eyaculado y yo sin enterarme, Joder con el sueñecito.

Me levante, me cambié de ropa interior, me vestí y bajé a la recepción para cenar, ya era la hora, bueno, eso pensaba, pero ya eran las 11 y media de la noche y la cocina ya estaba cerrada. Pregunte para ir al pueblo a cenar algo y de paso tomarme unas copas a la mujer que estaba en la recepción, me dijo que si quería ella me acompañaba al pueblo, sin pensarlo dos veces acepté. Como podía decirle que no a una agradable recepcionista, rubia, muy amable ella y agradable, unos ojos marrones impresionantes, casi con la mirada ya imponían respeto, no podía dejar de mirarlos, además, ese piercing que le salía de la boca también me llamaba la atención, pero me impresionaban esos marrones ojos, me estaban hipnotizando....

Sin saber de donde escucho una vos que me dice, ¿Nos vamos ya? No sabía de donde venía, era ella, y yo sin enterarme siquiera de que ya no estaba delante mía.

Nos subimos al coche, arranca, me recuerda que me ponga el cinturón, me lo pongo y por una carretera llena de curvas llegamos al pueblo, me dice , ahí es un buen sitio para cenar, algo todavía quedará, no cierran hasta la una, ¿te dejo ahí?

Sabes, eres tan amable que si me lo permites te invito a cenar, si quieres, sin compromiso alguno.

NO he cenado, pero pensaba tomarme un vaso de leche e irme a dormir, pero.... Vale, me quedo contigo a cenar algo.

Muchas gracias, así aprovecho que tu que eres de aquí me aconsejes la cena, algo típico de este sitio.

Será un placer, pero comerás lo que yo te pida y beberás lo que yo te pida.

Me parece una buena idea, me dejo guiar por ti.

Pidió varios platos, sidra para acompañar, probé el primer culín, me encantó, me pusieron otro y otro más, no dejaban que me lo acabara y me ponían otro, al rato ya iba un poco borracho creo, hacía tiempo que no acostumbraba a beber, pero seguía consciente de nuestra agradable charla, me encantaba esa mujer, me tenía atontado, no podía dejar de mirarla, me hablaba y me hablaba, pero yo solo la miraba a ellas, casi ya no entendía lo que me decía....

Al ya estar bastante bebido, me dice, te llevo al hotel para que descanses, no estás en condiciones para seguir.

Pero tu, tu tienes que ir a casa..


Tranquilo, sube al coche, le hago caso subo, me siento, me pone el cinturón y nos vamos.

Un rato circulando, de pronto se para en un rincón de la carretera, me dice: Sabes, puedo hacer que lo pases de maravilla todo este tiempo que tienes de vacaciones, he visto que no paras de mirarme. He notado que te gustaría hacerlo conmigo, hasta incluso, te gustaría besarme los pies, lamerlos, dime si me equivoco.

NO te equivocas, me encantaría estar a tus pies, que hicieran conmigo todo lo que quisieras, me estás volviendo loco, desde que te he visto no puedo parar de mirarte, pero esa mirada me domina, estoy hecho un flan, no se que me pasa, pero me encantaría ser todo tuyo, debo estar loco, yo ya tengo muchos años, pero tu eres bastante joven, ni a los treinta llegas, pero no lo puedo remediar, estoy como un quinceañero con novia nueva, mi cuerpo parece que no se aguanta de pie, tiemblo y no tengo frío, son esos agradables escalofríos que me dan en tu presencia, no puedo negarme a nada de lo que me pidas, soy tuyo, has conmigo lo que quieras o hazme hacer lo que prefieras, no se porque me fío de ti, esto no es normal en mi, pero me dejo , quiero dejarme llevar, se que puede que me arrepienta, pero también me voy a arrepentir si te digo que no, quizás pienses que sigo borracho, pero, bebido si estoy, pero ya mi mente piensa con claridad, adelante, soy tuyo.

Vas a pasarlo muy bien y muy mal, según a mi me apetezca, lo sabes. Te voy a convertir esos días en mi esclavo, esclavo para todo y no vas a tener más contacto fuera que el que yo quiera que tengas, me perteneces hasta el último día. ¿Aun así quieres ser mi esclavo?

Si, quiero serlo.

Pues a partir de ahora, ya, eres mi esclavo, desnúdate mientras yo voy a buscar algunas cosas en el maletero.

Empecé a desnudarme, mi cuerpo estaba temblando de emoción y miedo al mismo tiempo, aparece ella, mi Ama con una venda, con la cual me tapa los ojos, toma mi ropa y la tira a la parte de atrás, me pone algo por el cuello, parece un collar, me pone las manos a la espalda y me las esposa, pero con una cadena que sale de mi collar, lo se porque cada vez que intento bajar mis manos mi tira el collar. Siento unos cuantos tirones en los pezones, un beso en la boca y acto seguido un fuerte apretón en mis testículos que me dejó sin habla y retorciéndome.

El coche arranca, la carretera seguía torcida por los tumbos que yo me sentía dar.

Al cabo de un buen rato, el coche se para, se abre la puerta, me engancha algo en el collar y tira de el diciéndome, sal. Salgo como puedo, pero antes de levantarme me dice, espera un poco, sentí como dos piezas metálicas me aprisionaban los tobillos, para salir tuve que levantar los dos pies, no podía separarlos mucho, me levanté del asiento y empecé a andar, el primer paso casi me caigo, la cadena era bastante corta como para dar pasos normales, se me ocurrió preguntar donde íbamos, solo recibí dos guantazos por respuesta y un ¡ANDA! Lo cual no tuve más remedio que hacerlo, pues me estaba tirando del cuello todo el tiempo, tirones que casi me tiran al suelo.

Cuidado, hay una escalera me dijo, me puso los pies en los escalones, para que pudiera bajarlos, pero no me llegaba la cadena. Está bien me dijo, siéntate ene l escalón y baja los escalones de culo, uno a uno, así lo hice, pero a cada escalón me llevaba un cachetazo, en una y otra mejilla, empezaban a arderme ya, no me acuerdo los que llevaba.

Al llegar al último escalón... Levántate, hemos llegado, ahora arrodíllate y camina de rodillas, así lo hice, pero algo había en el suelo que me estaba arruinando las rodillas, se clavaba sin piedad, el dolor poco a poco se hacía insoportable, quería chillar, pero estaba demasiado ocupado pensando en como me dolerían menos esas dichosas rodillas, pero el camino no se paraba, no se el tiempo en que caminé de rodillas, me daba la sensación de que ya las tenía en carne viva.

Párate ya, levántate. Así lo hice, me tocó las rodillas y escuché como se reía, me quito lo que en ellas llevaba pegado, subió la mano hacia mis testículos, los magreó un poco, tiró de ellos y noté algo frío, un clic y un tirón hacia abajo con ese algo frío que casi me arranca los huevos, escuché otro clic, pero esta vez también un tirón fuerte, lo que me saltaron varias lágrimas, pero que no pudo verlas, pues la venda me las secaba.

Soltó mis manos de la espalda y me las ató por delante, acto seguido note como se estaban elevando hacia arriba, se paró. Me quito las cadenas de los pies, me alegré un poco, pensé que así por lo menos los pies tendría libres... Tonto de mi, lo que note es que les ponía algo y me abría las piernas más y más, pensaba que me las iba a sacar del sitio, noté un peso en los pies, como si una barra fuera, por mucho que lo intentara no podía juntar las piernas ni un cm. Me dolían bastante, peo esto solo era el principio por lo visto, de nuevo volvió a elevarme hasta no tocar con los pies en el suelo.

Un buen rato así estuve, mis brazos parecían desmontarse al igual que mis piernas, todo estaba en silencio, no se oía respirar a nadie, de pronto escucho algo que rompe el silencio silbando y soltando un estallido, estallido que en todos mis mulos quedó marcado, me retorcí, no esperaba eso.

Curioso, estaba siendo torturado y me gustaba, me gustaba saber que esa mujer podía hacer conmigo lo que quisiera, más curioso era, me fiaba de ella y me estaba azotando con algo parecido por el ruido y la forma de envolverse en mis muslos como si un látigo fuera.

Que tenía esa mujer, mi conquista, me hipnotiza, le dejo que haga lo que quiera conmigo, me gusta, y me inspira confianza, cuantas contradicciones en mi cabeza. Para colmo, soy de los que no se fían de nadie por sistema, pero solo hay una forma de llevar esto y disfrutarlo, dejarme llevar, así que no más preguntas, ni esperar más respuestas, solo dejarme llevar por esa mujer que va a disfrutar conmigo y yo a disfrutar con ella viendo su satisfacción.

Sin más otro latigazo en todas las nalgas y bajo vientre retruena, intento moverme, pero no puedo, estoy tensado por las cuerdas o lo que sea que me ata. Otro más, y otro.

Quieres seguir me pregunta, piensa que aún estás a tiempo.

Sin saber como le dije que sí, no quería hacerme más preguntas, solo disfrutar del momento.

Sin dar teimpo a asumir la respuesta que le dí, empezaron a retronar más y más latigazos, no me daba tiempo a esperarlos, solo a recibirlos e intentar algo imposible, retorcerme, pero no podía, demasiado sujeto estaba.

Se pararon los golpes en seco, el silencio se hacía eterno, no se escuchaba nada, no sabía si estaba solo o si alguien más había.

Al cabo de un rato noto como que estoy bajando dejándome reposar en el suelo, noto como unas manos me masajéan los brazos, y las piernas, cosa que agradezco, me tira de la cadena del collar hacia arriba y siento un fuerte beso en los labios, seguidos de dos cachetazos, uno por mejilla.

Sin saber como noto como los pies van subiendo hacia arriba, las piernas bien abiertas, también noto no sin dar un grito que mis testículos, que parece que me los arrancan quedan sujetos en alguna parte, cada vez que me muevo un poco algo me tira de ellos, eso pinta mal, pero no me dio tiempo a pensar, enseguida empieza a darme golpecitos a mis preciados huevos, creo que ya no servirán para nada, los golpes no paran y yo empiezo a desesperar. Se para de darme ahí, un respiro no viene mal.

Eso pensaba, pero algo caliente noto que se pone en mis pelos, esos que me acompañan a todas partes junto con mis genitales, algo que me está quemando y sin darme tiempo a pensar noto un fuerte tirón y un chillido que se me escapa, me han arrancado los pelos a lo bestia, no veo lo que es, pero seguro que es cera para depilación, unas lágrimas por mis ojos vuelven a salir, pero la operación se repite una y otra vez y las carcajadas de ella resuenen en mi cerebro como si fueran bombas, luego de depilarme noto algo fresco, pero que me quema, creo que es alcohol, pues estoy viendo las estrellas, quema, pero no se conforma en haberme puesto en la parte depilada, no en mi pene,por debajo el prepucio y algo más adentro, pero por si fuera poco me abre un poco el ano y también lo llena de esa cosa fresca que arde, me siento morir por momentos, desesperado y sin saltitos para poder dar ni manos para poder masajearme. Noto como se baja la sujeción donde estoy colgado, mi cuerpo queda horizontal un rato, cosa que se agradece, pues mi sangre vuelve a su posición normal.

Cuando pensaba que ya me dejaría descansar un rato, me tira de la cadena y me levanta la cabeza, solo una voz escuché, ¡BEBE! UN líquido caliente en mi boca empezó a entrar, casi me atragantaba, algo se cayo en el suelo, lo que me valio una buena patada en los cojones y un par de cachetazos en cada mejilla, ¡INÚTIL, NI PARA ESO SIRVES! Me dijo

Me volvió poner al suelo, boca a abajo, pero con lel collar sujeto al mismo suelo que no me dejaba ni levantar la cabeza, la mejilla aplastada contra el suelo, la cadena l de los testiculos también la ato, pues no puedo moverme sin que de ellos me tiren, las manos a la espalda atados, con los ojos todavía tapados. Solo escuché ¡Buenas noches, que descanses! Y unos pasos que se iban....
Una patada en los testículos me despertó, si un salto desde el suelo en que estaba durmiendo, pero algo raro pasaba, no estaba atado por ningún lado, hasta mis manos estaban sueltas, miré a mi alrededor y ahí estaba ella, con una taza de café en la mano, saboreándolo y con cara de satisfacción.

De rodillas perro, fu lo primero que me dijo, con el pie me acerco un comedero de perro de esos de metal, un líquido amarillo y unas madalenas dentro que se estaban desintegrando...

Lo miré con cara de desgana, pero sin más me soltó otra patada en los testículos por la parte de atrás que me hizo caer con toda la cara dentro del comedero.

Come, perro de mierda, esta va a ser toda tu comida hoy y el día va a ser duro, puso su pie encima de mi cabeza y no me quedó más remedio que empezara comer y eliminar lo del comedero si quería respirar. Cuando terminé me quitó el pie de encima de mi cabeza, me dijo, vamos, a cuatro patas detrás de ella me fui, además ahora estaba sin la venda, ese trasero que tenía no necesitaba órdenes, solo con verlo detrás de el me iba. Salimos a un patio, seguía lloviendo, me llevó hasta e centro, me hizo una señal con la mano para que me quedara ahí, sin moverme, se dio la vuelta, me dijo, quédate ahí hasta que te lo diga, así te lavarás.

El agua estaba fría, mi cuerpo desnudo notaba como cada gota se clavaba como un cuchillo intentando atravesar toda la piel, cada vez más fuerte llovía, poco a poco empezaba a tiritar de frío, pero ahí des pie seguía esperando que ella apareciera y me dijera que podía ponerme a cubierto...

No se el tiempo que estuve, parado, bajo la lluvia, temblando de frío, calado hasta los huesos.

Desde el umbral del portal apareció ella, me ordenó que entrara y que me parara. Cogió una toalla y empezó a secarme todo el cuerpo, una vez seco, me abrazó y con la misma toalla me cubrió para que me recuperara un poco, me puso las manos detrás, sin atarlas, empezó a besarme por las mejillas, poco a poco los labios, pequeños besos, cortitos, uno tras otro, siguió por el cuello, de vez en cuando me sujetaba las manos a la espalda para que la mantuviera allí, mientras seguía con su sesión de besos por todo el cuerpo, el pecho, el vientre, bajando hasta mis partes sexuales , el pene cada vez más erecto, cosa rara últimamente, pues no demasiado bien funcionaba, pero sí, estaba erecto, cada vez más. Muy excitado, ahora empezó a jugar con las manos con el, estaba a punto de reventar, algo se sacó de alguna parte y me ató el pene por la base de los testículos.

Me miró a los ojos y me dijo, te voy a follar hasta que me harte, pero no te vas a correr porque no me da la gana, me tiró sobre una mesita de recibidor, de espaldas, me ató las manos y los pies por debajo de la mesa, la posición no era muy cómoda para mi, pero para ella era perfecta para sentarse encima, sosa que rápidamente hizo, follándome una y otra vez, cada vez que notaba que estaba a punto de correrme, se quitaba y me daba dos guantazos,uno en cada cara y un fuerte golpe en los testículos, pero no se bajaba, la atadura cortaba la circulación de retorno y no bajaba, cuando ya empezaba a ponerme un poco normal de ánimos, volvía a subirse y la misma operación, una y otra vez, ya estaba desesperado, quería correrme, pero no me dejaba, me retorcía los pezones, los huevos, lo que pillaba a mano, daba la sensación de que los quería arrancar, pero cada vez que estaba a punto se paraba, en este punto hubiese preferido una paliza con el látigo hasta que me arrancara la piel, pero no, ella seguía con su ritmo, disfrutando y torturándome una y otra vez, el peno con todas sus venas bien marcadas, más parecían montañas, ella sin compasión, repetía y repetía, cuando se cansó de hacerlo por el coño, empezó con su agujero trasero, hasta que varios orgasmos tuvo, luego se puso en mi boca y me mandó limpiarlo todo muy bien, por delante y por detrás, yo solo quería correrme, pero ella mientras le limpiaba seguía jugando con mi pene, excitándolo para que no perdiera la gracia.

Se fue un momento, yo seguía atado en la mesita, todo empezaba a dolerme, las piernas con calambres, los brazos con lo mismo, el pene que me dolía cada vez más, no soportaba la falta de circulación de sangre.

Llegó ella, me puso un gran consolador en la boca, consolador doble y se puso encima de mi cara para que se lo metiera, cosa que hice encantado, ella mientras seguía jugando con mi pene, pero esta ves lo soltó un poquito para que circulara un poco de sangre, poco duró el alivio, volvió a apretar la atadura sin dejar que bajara la excitación. Yo seguía con lo mandado, con la cabeza arriba y abajo, sin parar, cuando tuvo un par de orgasmos más se apartó, me soltó los pies de la cuerda que me ataba por debajo de la mesa, noté un pequeño alivió, más poco duró, me los ató con mis manos, se puso un arnés y empezó a darme por el trasero, no se el tiempo que así estuvo, pero lo único que me advirtió es que no me corriera, pasara lo que pasara....

Muy difícil pensé yo, seguro que me corro enseguida, me estaba gustando como me estaba violando el culo, tenía ya muchas ganas de correrme, pero cada vez que me lanzaba a ello, ella se encargaba de cortar todo y dejarme con las ganas...

La desesperación cada vez era más grande, quería correrme y no me dejaba, dejó de darme por detrás, me soltó la mano izquierda y me dijo, mastúrbate hasta que yo te diga basta, pero no te corras...

Pensaba que era imposible no correrme con lo excitado que estaba, con lo que no contaba es que al ser yo diestro con la zuda me di cuenta que era un completo inútil, no tenía ni fuerza ni resistencia, vaya mano más tonta, mientras ella se reía de mi, de mi impotencia por masturbarme con la izquierda....

Tantas ganas de correrte y no eres capaz. Párate.

Me soltó la otra mano, me levanté como pude y me esposó con las manos a la espalda de nuevo, me puso la cadena en los testículos, tiró de ella y me llevo hacia un coche que había allí aparcado, abrió el maletero... Entra dentro y colócate, nos vamos de excursión...

Continuará

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