viernes, 26 de octubre de 2012

La verde Asturias. Capítulo tercero


Capítulo tercero

Seguía a oscuras, todavía la venda en mis ojos estaba, solo mis oídos rastreaban el más mínimo ruido y solo silencio encontraban, silencio solo roto por el palpitar de mi corazón que estaba muy acelerado y mi cabeza no me dejaba descansar a hora que tenía algo de tiempo para ello, simplemente, no podía hacerlo, estaba cansado, nervioso, impaciente, con miedo al no se sabe qué, ni tan siquiera tenía la más mínima idea de donde estaba, ni si era de día o de noche, había perdido la noción del tiempo...

De repente una sacudida eléctrica proveniente del aro que sujetaba mis testículos me hizo dar un salto del suelo para volver a caerme en el, pues las cuerdas que me sujetaban estaban ahí, la cuerda que sujetaba mis manos empezó a elevarse con ellas al mismo tiempo, luego las pies hicieron lo mismo, pero me los doblaron encima de mi vientre, varias descargas sucedieron a continuación, al mismo tiempo que algo estaba intentando penetrar mi ano, algo gordo por la sensación de que no quería entrar, sentí algo frío por el ano y lo volvieron a intentar, esta vez fue entrando algo más suave, pero no sin doler, pies tampoco no se tenían mucho miramientos con ello, estaban violando mi virgen culo y sin piedad, pues cuando una se cansaba otra tomaba su lugar, bueno, eso es la sensación que tenía, pies tampoco veía nada ni a nadie, solo escuchaba la respiración acelerada de varias personas y el pasearse de ellas...

Esas entradas y salidas me recordaron que tenía muchas ganas de orinar, pero algo me lo impedía, poco a poco esas ganas se estaban volviendo insoportables y a cada movimiento dentro de mi ano con lo que me estuvieran metiendo se aumentaban, solo un grito articulado de palabras se me escapó !”dejadme orinar”¡ Pero ni caso, siguieron con esas penetraciones una y otra vez, mis lágrimas de desesperación empezaron a salir de mis ojos, seguro que en la venda ya se notaba esa humedad, pues alguien me pasó sus dedos por los ojos,, por encima de la venda y luego unas cuantas palmadas muy fuertes en el vientre resonaron, me sentía morir, pero unos puñetazos siguieron a continuación que aumentaron mi desesperación...

Unos momentos después noté como me desataban el prepucio para que pudiera orinar, pero no bastó con lo que ya me habían hecho, sino que colocaron una manguera o algo que al orinar toda la orina me entraba en la boca, o trababa en esa posición o me ahogaba así que toda me la tuve que tragar, pues me taparon la nariz para que ni entrara por ahí o para que tragara con todo, intención que no conozco, solo los hechos.

Cuando orinado hube con la faena siguieron y con mi ano se vengaron, mucho rato entrando y saliendo estuvieron, hasta que me pusieron algo que costó mucho que entrara y ahí lo dejaron.

Aprovechando la postura en que estaba y que mis nalgas y trasero estaba en plena disposición por estas zonas unos fuertes latigazos empezaron a descargar, retorciéndome cada vez más y más,algunos hasta en los testículos caían, dolor casi imposible de aguantar, pero no paraban, uno tras otro y por las zonas donde estaban dando esos látigos eran manejados por mas de una mano, pues uno no se había apartado y seguían los latigazos cayendo, yo seguía retorciéndome cada vez más.

Después de no se cuanto tiempo se pararon, me bajaron los pies al suelo, no del todo, pero con las puntas de los dedos podía tocarlo.

Una fuerte descarga en el ano me hizo retorcer todo el cuerpo, pero no fue sola, se acompañó con otra en los testículos, sucediéndose alternativamente una y otra vez, cuando pensaba que separaba volvían al ataque, parecía que el interior de mi ano ya se estaba pegando fuego y mis testículos como si ya no estuvieran en servicio, tanta descarga me tenía casi atontado.

Un poco de tranquilidad sobrevino, estaba respirando entrecortadamente, casi me faltaba la respiración, me dejaron por unos momentos, pero no duró mucho el descanso, unos fuertes latigazos sacudieron mi espalda y retronaban en mu pecho y vientre, algunos en los pezones, momentos en que todo el firmamento se me apareció de repente a pesar de llevar los ojos vendados y no poder ver nada, primero le tocó a un pezón, luego al otro, pero no se conformaban, seguían buscando hacer puntería para volver acertar en esos puntos, pues los latigazos en esta zona no paraban, es como si estuvieran haciendo un concurso a ver quien acertaba, yo en cada uno retorciéndome más y más, y eso que estaba atado y semicolgado. Se paró todo de repente y empezaron a jugar con mi pene y mis pezones, mientras unas lo acariciaban oras me retorcían los pezones, cada vez más fuerte, poco a poco se fue recuperando y poniendo en forma y no tengo ni idea del porqué, normalmente no funciona tan bien, me bajaron al suelo u noté como se subían encima de él, un largo rato así estuvieron, subiendo y bajando entrando y saliendo hasta que me corrí, pero después tampoco se pararon, una se puso sobre mi boca, sabía a semen, empecé a lamer y lamer, de vez en cuando me cortaba la respiración y no me dejaba respirar hasta que le daba la gana de nuevo, a veces me daban espasmos por las piernas, pero no me dejaba parar de lamer y lamer hasta que orgasmeó, se fueron turnando una tras otra hasta que se hartaron o quedaron satisfechas.

Al cabo de un buen rato, me desataron delas cuerdas y me ataron otra vez las manos en la espalda, escuché un coche que se acercaba, Ella me ordenó subir pegándome un empujón y cayendo de cabeza en el maletero, me colocaron las piernas el él, escuche como se cerraba y acto seguido unas fuertes descargas en el ano y testículos, parece como si me avisaran de lo que me esperaba en el camino, camino que fue largo, pues cada dos por tres se ponían en marcha las descargas retorciéndome dentro del dichoso maletero.

Después de un buen rato el coche se paró y escuche como las amigas se despedían de ella, cerrarse las puertas y unas fuertes descargas sin parar durante un buen rato, ni me di cuenta de que el coche había arrancado, no se lo que me quedó del camino, solo se que ora fuerte descarga me despertó y la voz de ella que decía, ¡SAL!, cosa que hice, con su ayuda, me mando poder de rodillas y que le siguiera, pero esta vez sin cadena, solo con descargas cada vez que me paraba, no tenía compasión ni miramiento, a sabiendas que no veía absolutamente nada ni podía tentar con las manos el camino, varias veces me caí al suelo lo que me costaron más y más descargas.

Llegamos al sótano, bueno, eso pensé, pues me ordeno bajar las escaleras de pie, me desató las manos y me ordenó que no me quitara la venda hasta pasados cinco minutos, bueno, un rato, estaba desnudo y no tenía reloj.

Al cabo de un rato me quité la venda, todo seguía oscuro, tanteé el terreno a ver si había algún sitio algo cómodo para dormir y al encontrar todo bien vacío me decidí a dormir en el suelo, cosa que esta vez si dormí a gusto a pesar de dolerme todos los huesos...

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