viernes, 26 de octubre de 2012

La verde Asturias. Capítulo cuarto y final.


Capítulo cuarto

Suena el teléfono, lo cojo, una voz masculina desde el otro lado me dice: Buenos días Sr., le llamo para recordarle que hoy a las 12 de la mañana tiene que dejar la habitación libre o renovar su estancia. Como que me tengo que ir, si hace dos días que llegué pregunte, Lo siento Sr., pero ya hace un mes que llegó a esta casa y estamos a 31 de octubre, ¿Qué? Pregunté. Si lo prefiere baja a recepción y hablamos contesto el recepcionista.

Bajé a hablar con el recepcionista, persona que no recordaba haber visto jamás y le pregunté que pasaba, me enseñó el registro de entrada y el día de hoy. Me quedé blanco, solo recordaba que me había ido con una rubia recepcionista, pregunté por ella y me contestó que nunca a habido una recepcionista rubia y con los detalles que le di. Al alejarme para subir a mi habitación para coger las maletas me dijo, “un momento, por favor, tengo algo para usted” me dio un sobre con algo sólido dentro. Y al abrilo me encontré con una nota que decía, no vea lo que hay en el pendrive hasta llegar a casa. No entendía nada, tampoco podía verlo, no me había traído el ordenador, así que hice las maletas, revisé los billetes, llamé a recepción para pedir un taxi para el aeropuerto, bajé las maletas, no sin darle vueltas y más vueltas a todo lo sucedido, no entendía nada y había perdido un mes de vacaciones, o por lo menos, no recordaba nada de nada, solo una fantasía que ya no sabía si era cierta o no, todo eran preguntas, ninguna respuesta.

Todo el camino intentando recordar algo, pero ni modo, nada recordaba, tenía ganas de llegar y ver el famoso pendrive, ganas y miedo a la vez a ver lo que contenía.

A media noche llegué a casa, cansado de tanto pensamiento inútil, pues ninguna respuesta obtuve, dejé las maletas para coger en dichoso pendrive de una de las bolsas y el buscarlo me encontré con algo que no me era familiar, lo saqué y era una bolsa con un collar negro de perro, lo miré con atención, la pesadilla continuaba, llevaba grabado mi nombre y una frase que decía, “siempre serás mi perro, me perteneces para siempre”. Me quedé atolondrado, seguí buscando el pendrive lo cogí y me lo llevé al ordenador para ver su contenido.

Enseguida se puso en marche el lector de vídeos, ni tan siquiera pude ver los archivos que contenía y empezó el vídeo con la misma frase del collar, mi nombre y “siempre serás mi perro, me perteneces para siempre”.

Acto seguido se me ve como voy de a cuatro patas, tal como recordaba que era lo que había pasado, todo lo que recordaba y un montón de horas de grabación, solo se me veía a mi, el cuerpo de ella y de sus amigas, jamás pude ver una cara ni nada que pudiera identificarla, acabé de ver todas las filmaciones con las escenas más escabrosas que se puedan imaginar, hasta perros dándome por culo o yo chupándole el cipote, escenas vampirescas donde hasta mi sangre era la bebida preferida, donde era violado por muchos hombres a la vez, gang bangs, vestida y actuando de sisi, de puta en la calle, azotado con todo lo imaginable y lo inimaginable, etc.

Al final de todo la misma frase “siempre serás mi perro, me perteneces para siempre” “y este collar que tienes aunque no te lo pongas siempre lo sentirás en tu cuello”.


Eran casi las doce de la mañana, ya había llamado al trabajo diciendo que por cuestiones personales llegaría más tarde, tenía que ir a trabajar si o sí. Escondí en pendrive, el collar, apagué todo y me fui a trabajar, agotado, confuso, intrigado y todavía con más preguntas que antes y estas malditas frases que me corroían por dentro “siempre serás mi perro, me perteneces para siempre” “y este collar que tienes aunque no te lo pongas siempre lo sentirás en tu cuello”.
En el trabajo me costaba concentrarme, no entendía nada, mi segundo me pregunto si me pasaba algo malo, le dije que no, que estaba agotado del viaje, pero que todo pasaría.....

La verde Asturias. Capítulo tercero


Capítulo tercero

Seguía a oscuras, todavía la venda en mis ojos estaba, solo mis oídos rastreaban el más mínimo ruido y solo silencio encontraban, silencio solo roto por el palpitar de mi corazón que estaba muy acelerado y mi cabeza no me dejaba descansar a hora que tenía algo de tiempo para ello, simplemente, no podía hacerlo, estaba cansado, nervioso, impaciente, con miedo al no se sabe qué, ni tan siquiera tenía la más mínima idea de donde estaba, ni si era de día o de noche, había perdido la noción del tiempo...

De repente una sacudida eléctrica proveniente del aro que sujetaba mis testículos me hizo dar un salto del suelo para volver a caerme en el, pues las cuerdas que me sujetaban estaban ahí, la cuerda que sujetaba mis manos empezó a elevarse con ellas al mismo tiempo, luego las pies hicieron lo mismo, pero me los doblaron encima de mi vientre, varias descargas sucedieron a continuación, al mismo tiempo que algo estaba intentando penetrar mi ano, algo gordo por la sensación de que no quería entrar, sentí algo frío por el ano y lo volvieron a intentar, esta vez fue entrando algo más suave, pero no sin doler, pies tampoco no se tenían mucho miramientos con ello, estaban violando mi virgen culo y sin piedad, pues cuando una se cansaba otra tomaba su lugar, bueno, eso es la sensación que tenía, pies tampoco veía nada ni a nadie, solo escuchaba la respiración acelerada de varias personas y el pasearse de ellas...

Esas entradas y salidas me recordaron que tenía muchas ganas de orinar, pero algo me lo impedía, poco a poco esas ganas se estaban volviendo insoportables y a cada movimiento dentro de mi ano con lo que me estuvieran metiendo se aumentaban, solo un grito articulado de palabras se me escapó !”dejadme orinar”¡ Pero ni caso, siguieron con esas penetraciones una y otra vez, mis lágrimas de desesperación empezaron a salir de mis ojos, seguro que en la venda ya se notaba esa humedad, pues alguien me pasó sus dedos por los ojos,, por encima de la venda y luego unas cuantas palmadas muy fuertes en el vientre resonaron, me sentía morir, pero unos puñetazos siguieron a continuación que aumentaron mi desesperación...

Unos momentos después noté como me desataban el prepucio para que pudiera orinar, pero no bastó con lo que ya me habían hecho, sino que colocaron una manguera o algo que al orinar toda la orina me entraba en la boca, o trababa en esa posición o me ahogaba así que toda me la tuve que tragar, pues me taparon la nariz para que ni entrara por ahí o para que tragara con todo, intención que no conozco, solo los hechos.

Cuando orinado hube con la faena siguieron y con mi ano se vengaron, mucho rato entrando y saliendo estuvieron, hasta que me pusieron algo que costó mucho que entrara y ahí lo dejaron.

Aprovechando la postura en que estaba y que mis nalgas y trasero estaba en plena disposición por estas zonas unos fuertes latigazos empezaron a descargar, retorciéndome cada vez más y más,algunos hasta en los testículos caían, dolor casi imposible de aguantar, pero no paraban, uno tras otro y por las zonas donde estaban dando esos látigos eran manejados por mas de una mano, pues uno no se había apartado y seguían los latigazos cayendo, yo seguía retorciéndome cada vez más.

Después de no se cuanto tiempo se pararon, me bajaron los pies al suelo, no del todo, pero con las puntas de los dedos podía tocarlo.

Una fuerte descarga en el ano me hizo retorcer todo el cuerpo, pero no fue sola, se acompañó con otra en los testículos, sucediéndose alternativamente una y otra vez, cuando pensaba que separaba volvían al ataque, parecía que el interior de mi ano ya se estaba pegando fuego y mis testículos como si ya no estuvieran en servicio, tanta descarga me tenía casi atontado.

Un poco de tranquilidad sobrevino, estaba respirando entrecortadamente, casi me faltaba la respiración, me dejaron por unos momentos, pero no duró mucho el descanso, unos fuertes latigazos sacudieron mi espalda y retronaban en mu pecho y vientre, algunos en los pezones, momentos en que todo el firmamento se me apareció de repente a pesar de llevar los ojos vendados y no poder ver nada, primero le tocó a un pezón, luego al otro, pero no se conformaban, seguían buscando hacer puntería para volver acertar en esos puntos, pues los latigazos en esta zona no paraban, es como si estuvieran haciendo un concurso a ver quien acertaba, yo en cada uno retorciéndome más y más, y eso que estaba atado y semicolgado. Se paró todo de repente y empezaron a jugar con mi pene y mis pezones, mientras unas lo acariciaban oras me retorcían los pezones, cada vez más fuerte, poco a poco se fue recuperando y poniendo en forma y no tengo ni idea del porqué, normalmente no funciona tan bien, me bajaron al suelo u noté como se subían encima de él, un largo rato así estuvieron, subiendo y bajando entrando y saliendo hasta que me corrí, pero después tampoco se pararon, una se puso sobre mi boca, sabía a semen, empecé a lamer y lamer, de vez en cuando me cortaba la respiración y no me dejaba respirar hasta que le daba la gana de nuevo, a veces me daban espasmos por las piernas, pero no me dejaba parar de lamer y lamer hasta que orgasmeó, se fueron turnando una tras otra hasta que se hartaron o quedaron satisfechas.

Al cabo de un buen rato, me desataron delas cuerdas y me ataron otra vez las manos en la espalda, escuché un coche que se acercaba, Ella me ordenó subir pegándome un empujón y cayendo de cabeza en el maletero, me colocaron las piernas el él, escuche como se cerraba y acto seguido unas fuertes descargas en el ano y testículos, parece como si me avisaran de lo que me esperaba en el camino, camino que fue largo, pues cada dos por tres se ponían en marcha las descargas retorciéndome dentro del dichoso maletero.

Después de un buen rato el coche se paró y escuche como las amigas se despedían de ella, cerrarse las puertas y unas fuertes descargas sin parar durante un buen rato, ni me di cuenta de que el coche había arrancado, no se lo que me quedó del camino, solo se que ora fuerte descarga me despertó y la voz de ella que decía, ¡SAL!, cosa que hice, con su ayuda, me mando poder de rodillas y que le siguiera, pero esta vez sin cadena, solo con descargas cada vez que me paraba, no tenía compasión ni miramiento, a sabiendas que no veía absolutamente nada ni podía tentar con las manos el camino, varias veces me caí al suelo lo que me costaron más y más descargas.

Llegamos al sótano, bueno, eso pensé, pues me ordeno bajar las escaleras de pie, me desató las manos y me ordenó que no me quitara la venda hasta pasados cinco minutos, bueno, un rato, estaba desnudo y no tenía reloj.

Al cabo de un rato me quité la venda, todo seguía oscuro, tanteé el terreno a ver si había algún sitio algo cómodo para dormir y al encontrar todo bien vacío me decidí a dormir en el suelo, cosa que esta vez si dormí a gusto a pesar de dolerme todos los huesos...

La verde Asturias. Capítulo segundo


Capítulo segundo

El coche se puso en marcha, sumido en la más profunda oscuridad del habitáculo, me cerebro daba vueltas y más vueltas, completamente desnudo, esposado con las manos en la espalda, una gruesa anilla en los testículos con un enganche para cadena, la cual también llevaba, un collar de perro, si nos parara la policía... Que vergüenza, eso pensaba, pero era lo que menos me importaba, me preocupaba más lo que pasaría después, al sacarme de esa guisa del maletero...

El parar del coche y unas voces femeninas me despertaron de mis pensamientos, por los movimientos del coche y la gran efusión con que fueron recibidas por Ella me dio la sensación de que se subieron al coche, cuantas eras, no lo sé, solo sé que mis pensamientos cada vez eran más fuertes y difusos, contradicción de una mente que no llega a coordinar los datos que está recibiendo. Con ella ya tenía asumido casi todo lo que de ella proviniera, pero …. Más gente por en medio, además mujeres.... Más contradicción para mi, por un lado uno de mis grandes sueños era el ser violado por muchas mujeres a la vez, sueño que con solo pensarlo ya era capaz de correrme de placer y por otra vez, estar en un terreno desconocido, con una mujer casi desconocida y que me entregué totalmente como si estuviera hipnotizado, ahora en el maletero de un coche, yendo a no se donde, solo la palabra “Excursión” me retumba en la cabeza, ahora más mujeres se unen a la fiesta... Un sueño que podría hacerse realidad, en algún lugar, varias mujeres me tienen atado, indefenso, a su merced, sin escapatoria...

Por un lado muerto de miedo, intriga, el corazón latiendo a todo gas, no ha empezado el día y casi estoy agotado, vueltas y vueltas a mi cabeza estoy dando y para colmo no se que habré desayunado, sigo con el pene erecto y llevo varias horas así, es como si me hubiese tomado una sobredosis de Viagra o algo parecido y lo único que recuerdo es que era como una especie de papilla con madalenas y orina, por lo menos por el color y sabor... ¿O había algo más ahí dentro?

El coche se detuvo, escuché bajar a las viajeras, le escuche a Ella decir “Ahora veréis que maravilla de perro tengo, nos divertiremos de lo lindo”. ¿Perro? Una de ella preguntó, sí, uno de dos patas para entretenernos, ya verás.

El maletero se abre, la luz casi me ciega, no veo nada que sea descifrable, solo unas sombras con voces femeninas, antes de que me diera cuenta me habían tapado los ojos otra vez.

Sal del maletero perro, me ayudaron a sacar los pies y antes de bajarme ya tiraron otra vez de la cadena de mis testículos, un dolor insoportable recorrió todo mi cuerpo, otro tirón del collar me tiró al suelo, todo mojado, me dio la sensación de que justo debajo del maletero había todo un charco, pues quedé todo calado de agua, incluso alguna entró en mi boca, alguien, alguna de ella se subió encima mía, creo que debería ser para coger algo del maletero, pero disfrutaba de giras todo su cuerpo con la bota de campo que llevaba, eran rugosas y con el tacto de goma dura, cada vez que intentaba girar parecía que me arrancaba la carne retorciéndola.

Empecé a tener algo de frío, el agua y la temperatura no eran nada agradables para ir desnudo por el campo, me pusieron algo por encima, algo de plástico, a modo de chubasquero, pensé que era para que no me mojara y abrigarme, luego me colocaron una mochila, para ello me desatarón las manos, cosa que agradecí, pero pasaron la mochila y luego me las ataron al collar y cuando pensaba que nos íbamos a ir, recogieron el plástico queme habían colocado y lo colocarón por encima de la mochila, cosa que deducí por el comentario de una de ellas “Así no se mojará la mochila”.

No sé lo que había en la mochila, solo sé que era muy pesada, tanto que me costaba andar, cosa que poco les importaba, pues a cada momento me azotaban para que andara más deprisa...
Desnudo, descalzo, cargado de algo que no se que es, a ciegas sólo sé que estoy atado a una cadena que tira de mis testículos y alguien que desde atrás me viene azotando en cada momento que intento a minorar la marcha, dolor doble, por un lado los tirones de mis testículos que a veces me cortan la respiración y por otro los agudos golpes de alguna vara de algo sobre mi carne, si a esto le sumamos alguna que otra piedra que se clava en mis desnudos pies, el viaje se hacía cada vez más insoportable, si bien la emoción que mi mente nublaba dejaba todas esas nimieces apartadas, estaba en medio de la nada para mi, sin saber ni cuantas mujeres eran las que venían, ni si era un sitio público, privado, si era visto por mucha gente o solo por esas mujeres que acompañaban a Ella en esta aventura, seguía lloviendo, la tierra cada vez más mojada, a veces los pies se enterraban en ella, pero si paraba me llenaban de azotes, daba igual el lugar, pantorrillas, muslos, culo, lo que quedaba de espalda, vientre, sexo, en todas partes recibía, solo se libraba el espacio que la mochila ocupaba.

Al cabo de un buen rato de viaje nos paramos, una patada detrás de las rodillas me hizo obedecer la orden que le seguía, “De rodillas perro” que me dijo Ella y de rodillas me quedé, alguien me agarró la nariz, me la cerró y sólo otra orden “Bebe”, enseguida un líquido caliente recorría mi boca hacia mi garganta, un sabor amargo y con olor algo amoniacal, pero con la sed que tenía era una bebida angelical, bebí todo lo que pude, con cuidado de que nada cayera, pero no fue solo una, sino todas, o eso pensaba yo,pues cuando cinco había contado, otra se puso a orinar dentro de mi boca también, ya casi no podía tragar tanto líquido, enseguida me Ella me ordenó que me levantara, cosa que hice a pesar de ella pesada mochila, alguien se dedico a jugar con mi pene, cosa que agradecí, pero poco duró el gusto, tiraron del prepucio hacia afuera y noté como algo lo ataba fuertemente por lo que imaginé que ya no podría mear hasta que me lo soltaran, solo de pensarlo los pelos de punta se me estaban poniendo.

Escuché una vos que me decía ”Sólo mearás cuando nosotras queramos, perro de mierda” todavía no hemos empezado, “Camina, basura humana” fue lo siguiente que escuché”, cosa que hice, si bien no por las palabras sino por el tirón de los testículos que casi se me arrancan, no se veían, pero las lágrimas de mis ojos salían del dolor, estuvimos otro buen rato caminando y , como ya era normal, azotándome a cada momento en cualquier lado asequible.

No té que mis pies pisaban un sitio seco, no llovía y estaba un poco más cálido que antes, imaginé que estaríamos, por el olor a estiércol, en alguna granja, pero seguía sin ver nada, de repente un empujón casi me tira al suelo, solo que alguien me sujetó del otro lado, la misma operación una y otra vez, risas, carcajadas, más risas, más carcajadas de ellas se escuchaba, estaban jugando con su muñeco, muñeco al que ni siquiera la mochila le habían quitado, hasta que una fuerte patada en el estómago me tiró al suelo, me retiraron la mochila, no sin antes soltarme las manos, manos que me ataron de nuevo, pero esta vea a algo que me las mantenía separadas, lo mismo hicieron con las piernas. Me dejaron un rato así en el suelo, cosa que agradecí, pues ya estaba empezando a estar totalmente agotado, tanto caminar, emoción, novedades, dejarme llevar de los huevos atado, nunca mejor dicho, vejado, humillado, utilizado, azotado, etc. Demasiadas emociones juntas, pero el juego seguía, por lo que se descanso me venía de maravilla, si bien ni idea tenía de lo que continuaría....

La verde Asturias. Cápítulo primero




Capítulo primero

Un día lluvioso, como casi todos en esta verde tierra, llegaba a un pequeño hotelito rural para pasar casi de un mes de merecido descanso, luego de batallar con mucha gente en mi oficio, Soy jefe de Cocina en un gran hotel, constante tensión entre empleados, proveedores, dirección etc. No hay lugar para el aburrimiento, la tensión siempre por las nubes, siempre algún imprevisto tiene que haber.

En el hotel, un viejo caserío reformado, me reciben muy amablemente, casi como si fuera de la familia, me enseñan la habitación, pequeñita, pero acogedora, cama de matrimonio, una mesita, un par de sillas, un baño y al abrir la ventana me encuentro con unas hermosas vistas, mejor dicho, maravillosas, todo monte y todo verde, a lo lejos el sol intentaba sacar algún rayo de luz de entre las nubes, pero sin conseguirlo, la lluvia ya había amainado un poco.

El cansancio del viaje estaba haciendo mella conmigo, así que decidí darme un baño y echarme un rato sobre la cama...

Alguien me está atando a la cama, estoy adormilado y no me da tiempo a reaccionar, intento moverme, pero ya es tarde. Estaba atado y desnudo, varias mujeres a las que no veía la cara me estaban observando, quise decir algo, pero algo tenía en la boca que no me dejo articular palabra, intenté desatarme, no podía....

Abrí los ojos, todo estaba oscuro, enciendo la luz, estaba en la cama, tal como me había acostado, todo había sido un sueño, los calzoncillos húmedos, había eyaculado y yo sin enterarme, Joder con el sueñecito.

Me levante, me cambié de ropa interior, me vestí y bajé a la recepción para cenar, ya era la hora, bueno, eso pensaba, pero ya eran las 11 y media de la noche y la cocina ya estaba cerrada. Pregunte para ir al pueblo a cenar algo y de paso tomarme unas copas a la mujer que estaba en la recepción, me dijo que si quería ella me acompañaba al pueblo, sin pensarlo dos veces acepté. Como podía decirle que no a una agradable recepcionista, rubia, muy amable ella y agradable, unos ojos marrones impresionantes, casi con la mirada ya imponían respeto, no podía dejar de mirarlos, además, ese piercing que le salía de la boca también me llamaba la atención, pero me impresionaban esos marrones ojos, me estaban hipnotizando....

Sin saber de donde escucho una vos que me dice, ¿Nos vamos ya? No sabía de donde venía, era ella, y yo sin enterarme siquiera de que ya no estaba delante mía.

Nos subimos al coche, arranca, me recuerda que me ponga el cinturón, me lo pongo y por una carretera llena de curvas llegamos al pueblo, me dice , ahí es un buen sitio para cenar, algo todavía quedará, no cierran hasta la una, ¿te dejo ahí?

Sabes, eres tan amable que si me lo permites te invito a cenar, si quieres, sin compromiso alguno.

NO he cenado, pero pensaba tomarme un vaso de leche e irme a dormir, pero.... Vale, me quedo contigo a cenar algo.

Muchas gracias, así aprovecho que tu que eres de aquí me aconsejes la cena, algo típico de este sitio.

Será un placer, pero comerás lo que yo te pida y beberás lo que yo te pida.

Me parece una buena idea, me dejo guiar por ti.

Pidió varios platos, sidra para acompañar, probé el primer culín, me encantó, me pusieron otro y otro más, no dejaban que me lo acabara y me ponían otro, al rato ya iba un poco borracho creo, hacía tiempo que no acostumbraba a beber, pero seguía consciente de nuestra agradable charla, me encantaba esa mujer, me tenía atontado, no podía dejar de mirarla, me hablaba y me hablaba, pero yo solo la miraba a ellas, casi ya no entendía lo que me decía....

Al ya estar bastante bebido, me dice, te llevo al hotel para que descanses, no estás en condiciones para seguir.

Pero tu, tu tienes que ir a casa..


Tranquilo, sube al coche, le hago caso subo, me siento, me pone el cinturón y nos vamos.

Un rato circulando, de pronto se para en un rincón de la carretera, me dice: Sabes, puedo hacer que lo pases de maravilla todo este tiempo que tienes de vacaciones, he visto que no paras de mirarme. He notado que te gustaría hacerlo conmigo, hasta incluso, te gustaría besarme los pies, lamerlos, dime si me equivoco.

NO te equivocas, me encantaría estar a tus pies, que hicieran conmigo todo lo que quisieras, me estás volviendo loco, desde que te he visto no puedo parar de mirarte, pero esa mirada me domina, estoy hecho un flan, no se que me pasa, pero me encantaría ser todo tuyo, debo estar loco, yo ya tengo muchos años, pero tu eres bastante joven, ni a los treinta llegas, pero no lo puedo remediar, estoy como un quinceañero con novia nueva, mi cuerpo parece que no se aguanta de pie, tiemblo y no tengo frío, son esos agradables escalofríos que me dan en tu presencia, no puedo negarme a nada de lo que me pidas, soy tuyo, has conmigo lo que quieras o hazme hacer lo que prefieras, no se porque me fío de ti, esto no es normal en mi, pero me dejo , quiero dejarme llevar, se que puede que me arrepienta, pero también me voy a arrepentir si te digo que no, quizás pienses que sigo borracho, pero, bebido si estoy, pero ya mi mente piensa con claridad, adelante, soy tuyo.

Vas a pasarlo muy bien y muy mal, según a mi me apetezca, lo sabes. Te voy a convertir esos días en mi esclavo, esclavo para todo y no vas a tener más contacto fuera que el que yo quiera que tengas, me perteneces hasta el último día. ¿Aun así quieres ser mi esclavo?

Si, quiero serlo.

Pues a partir de ahora, ya, eres mi esclavo, desnúdate mientras yo voy a buscar algunas cosas en el maletero.

Empecé a desnudarme, mi cuerpo estaba temblando de emoción y miedo al mismo tiempo, aparece ella, mi Ama con una venda, con la cual me tapa los ojos, toma mi ropa y la tira a la parte de atrás, me pone algo por el cuello, parece un collar, me pone las manos a la espalda y me las esposa, pero con una cadena que sale de mi collar, lo se porque cada vez que intento bajar mis manos mi tira el collar. Siento unos cuantos tirones en los pezones, un beso en la boca y acto seguido un fuerte apretón en mis testículos que me dejó sin habla y retorciéndome.

El coche arranca, la carretera seguía torcida por los tumbos que yo me sentía dar.

Al cabo de un buen rato, el coche se para, se abre la puerta, me engancha algo en el collar y tira de el diciéndome, sal. Salgo como puedo, pero antes de levantarme me dice, espera un poco, sentí como dos piezas metálicas me aprisionaban los tobillos, para salir tuve que levantar los dos pies, no podía separarlos mucho, me levanté del asiento y empecé a andar, el primer paso casi me caigo, la cadena era bastante corta como para dar pasos normales, se me ocurrió preguntar donde íbamos, solo recibí dos guantazos por respuesta y un ¡ANDA! Lo cual no tuve más remedio que hacerlo, pues me estaba tirando del cuello todo el tiempo, tirones que casi me tiran al suelo.

Cuidado, hay una escalera me dijo, me puso los pies en los escalones, para que pudiera bajarlos, pero no me llegaba la cadena. Está bien me dijo, siéntate ene l escalón y baja los escalones de culo, uno a uno, así lo hice, pero a cada escalón me llevaba un cachetazo, en una y otra mejilla, empezaban a arderme ya, no me acuerdo los que llevaba.

Al llegar al último escalón... Levántate, hemos llegado, ahora arrodíllate y camina de rodillas, así lo hice, pero algo había en el suelo que me estaba arruinando las rodillas, se clavaba sin piedad, el dolor poco a poco se hacía insoportable, quería chillar, pero estaba demasiado ocupado pensando en como me dolerían menos esas dichosas rodillas, pero el camino no se paraba, no se el tiempo en que caminé de rodillas, me daba la sensación de que ya las tenía en carne viva.

Párate ya, levántate. Así lo hice, me tocó las rodillas y escuché como se reía, me quito lo que en ellas llevaba pegado, subió la mano hacia mis testículos, los magreó un poco, tiró de ellos y noté algo frío, un clic y un tirón hacia abajo con ese algo frío que casi me arranca los huevos, escuché otro clic, pero esta vez también un tirón fuerte, lo que me saltaron varias lágrimas, pero que no pudo verlas, pues la venda me las secaba.

Soltó mis manos de la espalda y me las ató por delante, acto seguido note como se estaban elevando hacia arriba, se paró. Me quito las cadenas de los pies, me alegré un poco, pensé que así por lo menos los pies tendría libres... Tonto de mi, lo que note es que les ponía algo y me abría las piernas más y más, pensaba que me las iba a sacar del sitio, noté un peso en los pies, como si una barra fuera, por mucho que lo intentara no podía juntar las piernas ni un cm. Me dolían bastante, peo esto solo era el principio por lo visto, de nuevo volvió a elevarme hasta no tocar con los pies en el suelo.

Un buen rato así estuve, mis brazos parecían desmontarse al igual que mis piernas, todo estaba en silencio, no se oía respirar a nadie, de pronto escucho algo que rompe el silencio silbando y soltando un estallido, estallido que en todos mis mulos quedó marcado, me retorcí, no esperaba eso.

Curioso, estaba siendo torturado y me gustaba, me gustaba saber que esa mujer podía hacer conmigo lo que quisiera, más curioso era, me fiaba de ella y me estaba azotando con algo parecido por el ruido y la forma de envolverse en mis muslos como si un látigo fuera.

Que tenía esa mujer, mi conquista, me hipnotiza, le dejo que haga lo que quiera conmigo, me gusta, y me inspira confianza, cuantas contradicciones en mi cabeza. Para colmo, soy de los que no se fían de nadie por sistema, pero solo hay una forma de llevar esto y disfrutarlo, dejarme llevar, así que no más preguntas, ni esperar más respuestas, solo dejarme llevar por esa mujer que va a disfrutar conmigo y yo a disfrutar con ella viendo su satisfacción.

Sin más otro latigazo en todas las nalgas y bajo vientre retruena, intento moverme, pero no puedo, estoy tensado por las cuerdas o lo que sea que me ata. Otro más, y otro.

Quieres seguir me pregunta, piensa que aún estás a tiempo.

Sin saber como le dije que sí, no quería hacerme más preguntas, solo disfrutar del momento.

Sin dar teimpo a asumir la respuesta que le dí, empezaron a retronar más y más latigazos, no me daba tiempo a esperarlos, solo a recibirlos e intentar algo imposible, retorcerme, pero no podía, demasiado sujeto estaba.

Se pararon los golpes en seco, el silencio se hacía eterno, no se escuchaba nada, no sabía si estaba solo o si alguien más había.

Al cabo de un rato noto como que estoy bajando dejándome reposar en el suelo, noto como unas manos me masajéan los brazos, y las piernas, cosa que agradezco, me tira de la cadena del collar hacia arriba y siento un fuerte beso en los labios, seguidos de dos cachetazos, uno por mejilla.

Sin saber como noto como los pies van subiendo hacia arriba, las piernas bien abiertas, también noto no sin dar un grito que mis testículos, que parece que me los arrancan quedan sujetos en alguna parte, cada vez que me muevo un poco algo me tira de ellos, eso pinta mal, pero no me dio tiempo a pensar, enseguida empieza a darme golpecitos a mis preciados huevos, creo que ya no servirán para nada, los golpes no paran y yo empiezo a desesperar. Se para de darme ahí, un respiro no viene mal.

Eso pensaba, pero algo caliente noto que se pone en mis pelos, esos que me acompañan a todas partes junto con mis genitales, algo que me está quemando y sin darme tiempo a pensar noto un fuerte tirón y un chillido que se me escapa, me han arrancado los pelos a lo bestia, no veo lo que es, pero seguro que es cera para depilación, unas lágrimas por mis ojos vuelven a salir, pero la operación se repite una y otra vez y las carcajadas de ella resuenen en mi cerebro como si fueran bombas, luego de depilarme noto algo fresco, pero que me quema, creo que es alcohol, pues estoy viendo las estrellas, quema, pero no se conforma en haberme puesto en la parte depilada, no en mi pene,por debajo el prepucio y algo más adentro, pero por si fuera poco me abre un poco el ano y también lo llena de esa cosa fresca que arde, me siento morir por momentos, desesperado y sin saltitos para poder dar ni manos para poder masajearme. Noto como se baja la sujeción donde estoy colgado, mi cuerpo queda horizontal un rato, cosa que se agradece, pues mi sangre vuelve a su posición normal.

Cuando pensaba que ya me dejaría descansar un rato, me tira de la cadena y me levanta la cabeza, solo una voz escuché, ¡BEBE! UN líquido caliente en mi boca empezó a entrar, casi me atragantaba, algo se cayo en el suelo, lo que me valio una buena patada en los cojones y un par de cachetazos en cada mejilla, ¡INÚTIL, NI PARA ESO SIRVES! Me dijo

Me volvió poner al suelo, boca a abajo, pero con lel collar sujeto al mismo suelo que no me dejaba ni levantar la cabeza, la mejilla aplastada contra el suelo, la cadena l de los testiculos también la ato, pues no puedo moverme sin que de ellos me tiren, las manos a la espalda atados, con los ojos todavía tapados. Solo escuché ¡Buenas noches, que descanses! Y unos pasos que se iban....
Una patada en los testículos me despertó, si un salto desde el suelo en que estaba durmiendo, pero algo raro pasaba, no estaba atado por ningún lado, hasta mis manos estaban sueltas, miré a mi alrededor y ahí estaba ella, con una taza de café en la mano, saboreándolo y con cara de satisfacción.

De rodillas perro, fu lo primero que me dijo, con el pie me acerco un comedero de perro de esos de metal, un líquido amarillo y unas madalenas dentro que se estaban desintegrando...

Lo miré con cara de desgana, pero sin más me soltó otra patada en los testículos por la parte de atrás que me hizo caer con toda la cara dentro del comedero.

Come, perro de mierda, esta va a ser toda tu comida hoy y el día va a ser duro, puso su pie encima de mi cabeza y no me quedó más remedio que empezara comer y eliminar lo del comedero si quería respirar. Cuando terminé me quitó el pie de encima de mi cabeza, me dijo, vamos, a cuatro patas detrás de ella me fui, además ahora estaba sin la venda, ese trasero que tenía no necesitaba órdenes, solo con verlo detrás de el me iba. Salimos a un patio, seguía lloviendo, me llevó hasta e centro, me hizo una señal con la mano para que me quedara ahí, sin moverme, se dio la vuelta, me dijo, quédate ahí hasta que te lo diga, así te lavarás.

El agua estaba fría, mi cuerpo desnudo notaba como cada gota se clavaba como un cuchillo intentando atravesar toda la piel, cada vez más fuerte llovía, poco a poco empezaba a tiritar de frío, pero ahí des pie seguía esperando que ella apareciera y me dijera que podía ponerme a cubierto...

No se el tiempo que estuve, parado, bajo la lluvia, temblando de frío, calado hasta los huesos.

Desde el umbral del portal apareció ella, me ordenó que entrara y que me parara. Cogió una toalla y empezó a secarme todo el cuerpo, una vez seco, me abrazó y con la misma toalla me cubrió para que me recuperara un poco, me puso las manos detrás, sin atarlas, empezó a besarme por las mejillas, poco a poco los labios, pequeños besos, cortitos, uno tras otro, siguió por el cuello, de vez en cuando me sujetaba las manos a la espalda para que la mantuviera allí, mientras seguía con su sesión de besos por todo el cuerpo, el pecho, el vientre, bajando hasta mis partes sexuales , el pene cada vez más erecto, cosa rara últimamente, pues no demasiado bien funcionaba, pero sí, estaba erecto, cada vez más. Muy excitado, ahora empezó a jugar con las manos con el, estaba a punto de reventar, algo se sacó de alguna parte y me ató el pene por la base de los testículos.

Me miró a los ojos y me dijo, te voy a follar hasta que me harte, pero no te vas a correr porque no me da la gana, me tiró sobre una mesita de recibidor, de espaldas, me ató las manos y los pies por debajo de la mesa, la posición no era muy cómoda para mi, pero para ella era perfecta para sentarse encima, sosa que rápidamente hizo, follándome una y otra vez, cada vez que notaba que estaba a punto de correrme, se quitaba y me daba dos guantazos,uno en cada cara y un fuerte golpe en los testículos, pero no se bajaba, la atadura cortaba la circulación de retorno y no bajaba, cuando ya empezaba a ponerme un poco normal de ánimos, volvía a subirse y la misma operación, una y otra vez, ya estaba desesperado, quería correrme, pero no me dejaba, me retorcía los pezones, los huevos, lo que pillaba a mano, daba la sensación de que los quería arrancar, pero cada vez que estaba a punto se paraba, en este punto hubiese preferido una paliza con el látigo hasta que me arrancara la piel, pero no, ella seguía con su ritmo, disfrutando y torturándome una y otra vez, el peno con todas sus venas bien marcadas, más parecían montañas, ella sin compasión, repetía y repetía, cuando se cansó de hacerlo por el coño, empezó con su agujero trasero, hasta que varios orgasmos tuvo, luego se puso en mi boca y me mandó limpiarlo todo muy bien, por delante y por detrás, yo solo quería correrme, pero ella mientras le limpiaba seguía jugando con mi pene, excitándolo para que no perdiera la gracia.

Se fue un momento, yo seguía atado en la mesita, todo empezaba a dolerme, las piernas con calambres, los brazos con lo mismo, el pene que me dolía cada vez más, no soportaba la falta de circulación de sangre.

Llegó ella, me puso un gran consolador en la boca, consolador doble y se puso encima de mi cara para que se lo metiera, cosa que hice encantado, ella mientras seguía jugando con mi pene, pero esta ves lo soltó un poquito para que circulara un poco de sangre, poco duró el alivio, volvió a apretar la atadura sin dejar que bajara la excitación. Yo seguía con lo mandado, con la cabeza arriba y abajo, sin parar, cuando tuvo un par de orgasmos más se apartó, me soltó los pies de la cuerda que me ataba por debajo de la mesa, noté un pequeño alivió, más poco duró, me los ató con mis manos, se puso un arnés y empezó a darme por el trasero, no se el tiempo que así estuvo, pero lo único que me advirtió es que no me corriera, pasara lo que pasara....

Muy difícil pensé yo, seguro que me corro enseguida, me estaba gustando como me estaba violando el culo, tenía ya muchas ganas de correrme, pero cada vez que me lanzaba a ello, ella se encargaba de cortar todo y dejarme con las ganas...

La desesperación cada vez era más grande, quería correrme y no me dejaba, dejó de darme por detrás, me soltó la mano izquierda y me dijo, mastúrbate hasta que yo te diga basta, pero no te corras...

Pensaba que era imposible no correrme con lo excitado que estaba, con lo que no contaba es que al ser yo diestro con la zuda me di cuenta que era un completo inútil, no tenía ni fuerza ni resistencia, vaya mano más tonta, mientras ella se reía de mi, de mi impotencia por masturbarme con la izquierda....

Tantas ganas de correrte y no eres capaz. Párate.

Me soltó la otra mano, me levanté como pude y me esposó con las manos a la espalda de nuevo, me puso la cadena en los testículos, tiró de ella y me llevo hacia un coche que había allí aparcado, abrió el maletero... Entra dentro y colócate, nos vamos de excursión...

Continuará